¿Qué enfermedades causa la desnutrición?

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La desnutrición, en sus etapas iniciales, incrementa la vulnerabilidad a diversas enfermedades. Entre ellas destacan la diabetes, hipertensión, afecciones cardiovasculares y digestivas, anemia, dislipidemia y ciertos tipos de cáncer, además de facilitar la aparición de infecciones recurrentes.

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La desnutrición: una puerta abierta a la enfermedad

La desnutrición, a menudo percibida como un problema exclusivo de la escasez alimentaria, es un espectro complejo que abarca desde la deficiencia de nutrientes específicos hasta la inanición. Más allá de la imagen clásica de la delgadez extrema, la desnutrición puede manifestarse de forma silenciosa, minando las defensas del organismo y allanando el camino para una serie de enfermedades crónicas y agudas. Incluso en etapas iniciales, donde los síntomas pueden ser imperceptibles, la desnutrición incrementa significativamente la vulnerabilidad a diversas patologías, comprometiendo la salud a largo plazo.

Un sistema inmunológico debilitado por la falta de nutrientes esenciales, como vitaminas, minerales y proteínas, se vuelve incapaz de combatir eficazmente las infecciones. Esto se traduce en una mayor susceptibilidad a enfermedades infecciosas, que pueden volverse recurrentes y más severas en individuos desnutridos. La cicatrización de heridas también se ve afectada, prolongando el tiempo de recuperación y aumentando el riesgo de complicaciones.

Pero la desnutrición no solo abre la puerta a las infecciones. La carencia de nutrientes específicos puede desencadenar o agravar enfermedades crónicas. Por ejemplo, la deficiencia de hierro está directamente relacionada con la anemia, una condición que disminuye la capacidad de la sangre para transportar oxígeno, provocando fatiga, debilidad y palidez. Asimismo, la falta de vitamina D puede contribuir al desarrollo de osteoporosis, aumentando el riesgo de fracturas.

La desnutrición también juega un papel crucial en el desarrollo de enfermedades metabólicas. Un aporte inadecuado de nutrientes puede alterar el metabolismo de la glucosa y los lípidos, aumentando el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, hipertensión arterial, dislipidemia (alteración de los niveles de grasas en sangre) y enfermedades cardiovasculares. La desnutrición, incluso en etapas tempranas de la vida, puede programar el metabolismo para estas enfermedades en la edad adulta, un fenómeno conocido como “programación metabólica”.

Además, la desnutrición se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. La deficiencia de antioxidantes, presentes en frutas y verduras, debilita las defensas del organismo contra el daño celular oxidativo, un factor clave en el desarrollo del cáncer. Asimismo, la alteración del sistema inmunológico dificulta la detección y eliminación de células cancerosas.

El impacto de la desnutrición en la salud es multifacético y de largo alcance. No se limita a la falta de alimento, sino que abarca la deficiencia de nutrientes esenciales que comprometen el funcionamiento óptimo del organismo. Reconocer la desnutrición en sus etapas iniciales y abordar sus causas subyacentes es fundamental para prevenir una cascada de enfermedades y asegurar una vida saludable. La educación nutricional y el acceso a una alimentación balanceada son pilares esenciales para combatir este problema y construir una sociedad más sana y resiliente.