¿Qué puedo comer si tengo una infección estomacal?

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Para una infección estomacal, opta por alimentos blandos y fáciles de digerir como sopas (arroz, zanahoria, pescado), puré de patata y zanahoria, huevo cocido (al agua, duro o tortilla) y pescado blanco cocido (pescada, lenguado, rape). Evita alimentos grasos o irritantes.

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Alimentación para calmar el estómago: qué comer durante una infección gastrointestinal

Una infección estomacal, o gastroenteritis, puede ser una experiencia desagradable, marcada por náuseas, vómitos, diarrea y dolor abdominal. Mientras tu cuerpo lucha contra la infección, la alimentación juega un papel crucial en tu recuperación. No se trata solo de nutrirte, sino de minimizar la irritación del tracto digestivo para facilitar la curación. Olvida las comidas pesadas y los alimentos procesados; en su lugar, opta por una dieta suave y nutritiva.

En las etapas iniciales, cuando las náuseas y los vómitos son más intensos, es posible que necesites un descanso digestivo. Beber líquidos claros como agua, caldo de pollo bajo en grasa (sin condimentos fuertes) o bebidas deportivas con electrolitos es fundamental para reponer los fluidos perdidos. Si puedes tolerarlo, pequeños sorbos de bebidas a temperatura ambiente serán más fáciles de digerir que las bebidas frías o calientes.

Una vez que las náuseas remiten, puedes comenzar a introducir gradualmente alimentos blandos y fáciles de digerir. La clave aquí es la simplicidad. Busca alimentos que sean bajos en grasa, fibra y azúcar, y que sean fáciles de masticar y digerir. Algunas buenas opciones incluyen:

  • Sopas suaves: Las sopas de arroz, zanahoria o de pescado blanco al vapor son excelentes elecciones. Evita las sopas con muchos ingredientes, especias o grasas. El caldo debe ser ligero y no muy condimentado.

  • Purés: El puré de patata y zanahoria cocidas al vapor proporciona nutrientes esenciales sin sobrecargar el sistema digestivo. Puedes agregar un poco de aceite de oliva virgen extra una vez que tu estómago lo tolere mejor.

  • Huevos: Los huevos cocidos al agua, duros o en tortilla francesa simple (sin aceite excesivo) son una buena fuente de proteínas. Evita las frituras o huevos revueltos con muchos ingredientes adicionales.

  • Pescado blanco cocido: El pescado blanco como la pescada, el lenguado o el rape, cocidos al vapor o al horno sin aderezos pesados, aporta proteínas de fácil digestión.

  • Plátano maduro: Su contenido en potasio ayuda a reponer los electrolitos perdidos. Debe estar bien maduro para facilitar su digestión.

  • Arroz blanco: El arroz blanco, sin condimentos ni salsas, es fácil de digerir y proporciona energía.

Lo que debes evitar:

Es crucial evitar los alimentos que puedan irritar aún más el tracto digestivo. Esto incluye:

  • Alimentos grasos: Frituras, alimentos procesados, comida rápida, etc.
  • Alimentos ricos en fibra: Verduras crudas, frutas con cáscara, granos enteros.
  • Productos lácteos: Pueden empeorar la diarrea en algunas personas.
  • Alimentos picantes o con especias: Las especias pueden irritar el estómago sensible.
  • Azúcar refinado: Puede empeorar la diarrea.
  • Alcohol y cafeína: Deshidratan y pueden irritar el estómago.

Recuerda que cada persona es diferente y la tolerancia a los alimentos puede variar. Escucha a tu cuerpo y si un alimento causa molestias, elimínalo de tu dieta. Si los síntomas persisten o empeoran, consulta a un médico o a un profesional de la salud. La hidratación adecuada es clave durante la recuperación, así que asegúrate de beber muchos líquidos. Una dieta cuidadosamente seleccionada te ayudará a recuperarte más rápido y a sentirte mejor.