¿Cómo se llaman las figuras de la música?

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Las figuras musicales se denominan redonda, blanca, negra, corchea y semicorchea, entre otras. Su duración es relativa: la redonda equivale al doble de una blanca, la blanca al doble de una negra, y así sucesivamente, cada una la mitad de la anterior en valor.

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Más Allá de la Redonda: Una Inmersión en el Mundo de las Figuras Musicales

La música, ese lenguaje universal de emociones, se construye con precisión matemática. Y una de las piezas fundamentales de esta arquitectura sonora son las figuras musicales. Si bien todos hemos oído hablar de la redonda, la blanca y la negra, la riqueza del sistema de notación musical va mucho más allá de estas figuras básicas. Comprender su nomenclatura y sus relaciones de duración es clave para descifrar la complejidad y la belleza de una partitura.

El nombre de cada figura, lejos de ser arbitrario, refleja visualmente su valor temporal. Empezando por la más larga, encontramos la redonda, una figura completa y sólida que, en su forma gráfica, evoca precisamente esa plenitud. Su valor, como es bien sabido, equivale al doble de una blanca, una figura que, con su silencio central, sugiere una división a la mitad. Siguiendo la progresión, la negra, con su pequeño óvalo relleno, representa la mitad de una blanca, y así sucesivamente.

Pero la familia de figuras no se limita a estas tres. La corchea, con su peculiar “bandera” o “cola”, indica la mitad de una negra, mostrando una progresión hacia valores más breves y ágiles. La semicorchea, con dos banderas, continúa esta reducción a la mitad. Y la secuencia puede extenderse aún más: fusa (cuatro banderas), semifusa (ocho banderas), y así hasta llegar a figuras con un número de banderas casi imposible de contar a simple vista. Cada bandera adicional significa una división por dos del valor anterior.

Sin embargo, la cuestión no se agota en la simple enumeración. La duración real de cada figura depende crucialmente del compás, que establece la métrica y define la unidad de tiempo básica de la pieza musical. Un compás de 4/4, por ejemplo, implica cuatro tiempos, donde una redonda podría ocupar los cuatro, una blanca dos, una negra uno, etc. En un compás de 3/8, las duraciones se ajustan en consecuencia a esta nueva métrica.

Es fascinante observar cómo este sistema aparentemente simple, basado en la división binaria, permite una expresión musical tan rica y variada. Desde la majestuosidad de una melodía lenta basada en figuras largas, hasta la energía frenética de un pasaje rápido construido con figuras cortas, las diferentes figuras musicales son las herramientas esenciales para el compositor, permitiéndole esculpir el tiempo y el ritmo de su obra. Entender su nomenclatura y sus interrelaciones es, por lo tanto, la llave para una comprensión más profunda y una apreciación más plena de la música.