¿Cómo se llaman los signos musicales que representan la duración de los sonidos?

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Los signos que indican la duración de los sonidos en la música son las figuras musicales. Estas figuras, como la redonda, blanca, negra, corchea, etc., representan diferentes duraciones relativas. El compás organiza la música en unidades rítmicas regulares, indicando cuántos pulsos o tiempos contiene cada una de estas unidades, establecidas por el numerador del quebrado del compás.

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El Lenguaje del Tiempo: Descifrando las Figuras Musicales

La música es un lenguaje universal que trasciende las fronteras culturales. Para entender este lenguaje, es fundamental comprender cómo se representa el tiempo, la duración de los sonidos. A diferencia del habla, donde la duración de las sílabas es mucho más flexible, la música se basa en un sistema preciso de símbolos que dictan la longitud de cada nota. Estos símbolos son las figuras musicales, el alfabeto del ritmo.

No se trata simplemente de notas largas y cortas; las figuras musicales establecen relaciones precisas de duración entre sí. Una redonda no solo dura más que una negra, sino que cuánto más dura está intrínsecamente definido dentro del sistema. Esta relación proporcional es la clave para comprender la complejidad rítmica de una pieza musical.

La figura más larga es la redonda, un símbolo que evoca su nombre por su forma. A partir de la redonda, las figuras se dividen sucesivamente, creando una jerarquía de duraciones: la blanca, la negra, la corchea, la semicorchea, la fusa y la semifusa. Cada una de estas figuras representa la mitad de la duración de la anterior. Así, una blanca dura la mitad que una redonda, una negra la mitad que una blanca, y así sucesivamente. Esta progresión binaria es fundamental en la organización del ritmo musical.

Sin embargo, la comprensión de la duración de una figura musical no se limita a su forma visual. El compás, representado por una fracción (por ejemplo, 4/4, 3/4, 6/8), juega un papel crucial. El numerador de la fracción indica cuántos tiempos hay en cada compás, mientras que el denominador indica el valor de la figura que representa un tiempo. Por ejemplo, en un compás de 4/4, una negra equivale a un tiempo, mientras que en un compás de 3/4, una negra equivaldría a un tercio de compás. Esta interacción entre figuras musicales y compás crea una estructura rítmica compleja y rica en posibilidades.

Más allá de las figuras básicas, existen elementos como las silencios, que indican la ausencia de sonido durante un tiempo determinado, siguiendo la misma jerarquía de duración que las notas. También encontramos ligaduras, que unen varias notas de la misma altura para que suenen como una sola, modificando su duración total. Estos elementos añaden capas de complejidad a la expresión rítmica.

En definitiva, las figuras musicales no son simples símbolos, sino herramientas precisas que permiten a los compositores construir estructuras rítmicas complejas y evocadoras. Su comprensión es esencial para descifrar el lenguaje de la música y apreciar la riqueza de su expresión temporal. Dominarlas es, en esencia, dominar el tiempo musical.