¿Cuáles son las habilidades motrices básicas y específicas?

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Las habilidades motrices básicas se dividen en dos categorías principales. Las locomotrices, como andar, correr y saltar, implican el desplazamiento del cuerpo de un lugar a otro. Por otro lado, las habilidades no locomotrices, como balancearse, inclinarse, girar y empujar, se centran en el control y manejo del cuerpo en el espacio sin un desplazamiento significativo.

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El Desarrollo de la Motricidad: Habilidades Básicas y Específicas, un Pilar Fundamental del Crecimiento

El desarrollo de las habilidades motrices es fundamental para el crecimiento y la independencia de cualquier individuo. Desde los primeros pasos hasta la ejecución de movimientos complejos, la motricidad se construye sobre una base de habilidades, las cuales podemos clasificar en básicas y específicas. Comprender esta distinción es clave para fomentar un desarrollo físico óptimo y una mayor facilidad en la adquisición de destrezas más complejas.

Las habilidades motrices básicas son los cimientos sobre los cuales se construyen todas las demás habilidades motoras. Actúan como bloques de construcción, proporcionando la base para movimientos más refinados y especializados. Se dividen, principalmente, en dos grandes grupos:

1. Habilidades Locomotrices: Estas implican el movimiento del cuerpo de un lugar a otro. No se trata simplemente de desplazarse, sino de la capacidad de controlar y coordinar el cuerpo durante el movimiento. Algunos ejemplos incluyen:

  • Andar: Un patrón de movimiento rítmico y coordinado que requiere equilibrio, fuerza y coordinación intermuscular. No se limita al simple caminar; incluye la variación en velocidad, dirección y terrenos.
  • Correr: Una forma de locomoción más rápida que el andar, caracterizada por una fase de vuelo donde ambos pies abandonan el suelo. Requiere mayor fuerza y control postural.
  • Saltar: Movimiento que implica despegar los pies del suelo y caer con apoyo posterior. Se diversifica en saltos verticales, horizontales, largos, etc., cada uno con sus propias exigencias.
  • Trepar: Movimiento ascendente sobre superficies verticales o inclinadas, demandando fuerza, equilibrio y coordinación ojo-mano.
  • Reptar: Desplazamiento a ras de suelo, crucial en las primeras etapas del desarrollo motor infantil.
  • Gatear: Desplazamiento sobre manos y rodillas, preparatorio para la marcha bípeda.

2. Habilidades No Locomotrices: A diferencia de las locomotrices, estas habilidades se centran en el control del cuerpo en un punto fijo del espacio, sin desplazamiento significativo del centro de gravedad. Incluyen:

  • Equilibrio: Mantener una postura estable contra la fuerza de la gravedad. Se requiere tanto de un buen sentido del equilibrio como de la fuerza muscular para mantener la postura.
  • Flexibilidad: Capacidad para realizar un rango de movimiento articular amplio. Es esencial para la ejecución de movimientos fluidos y la prevención de lesiones.
  • Inclinación: Movimiento del cuerpo hacia adelante, atrás o a los lados, manteniendo el centro de gravedad dentro de la base de sustentación.
  • Girar: Movimiento rotatorio del cuerpo alrededor de un eje.
  • Empujar: Aplicación de fuerza contra una superficie para desplazar un objeto o a sí mismo.
  • Tirar: Aplicación de fuerza para atraer un objeto hacia el cuerpo.
  • Lanzar: Proyección de un objeto con precisión y fuerza.
  • Recibir: Control del objeto lanzado o proyectado.

Las habilidades motrices específicas son movimientos más complejos que se basan en la combinación y refinamiento de las habilidades básicas. Son destrezas especializadas, aprendidas a través de la práctica y la experiencia, y adaptadas a contextos específicos. Ejemplos incluyen: nadar, montar en bicicleta, patinar, jugar al tenis, bailar, etc. La capacidad para realizar estas habilidades depende directamente del dominio previo de las habilidades básicas.

En conclusión, la comprensión de la diferencia entre las habilidades motrices básicas y específicas es crucial para el diseño de programas de desarrollo motor eficaces, tanto en niños como en adultos. Un sólido fundamento en las habilidades básicas es esencial para la adquisición de habilidades más complejas y el desarrollo de la autonomía y la calidad de vida. Promover la práctica y el juego que involucren estas habilidades desde temprana edad es fundamental para un desarrollo motor pleno y saludable.