¿Por qué Plutón ya no es un planeta?

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La reclasificación de Plutón como planeta enano surgió tras la revisión de la definición de planeta por la Unión Astronómica Internacional. Esta nueva definición, que Plutón no cumplía, estableció criterios que excluían a cuerpos celestes que no dominan gravitacionalmente su órbita. La propuesta de considerarlo un tipo de planeta diferente fue una maniobra posterior.

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El Descenso de Plutón: De Planeta a Planeta Enano, una Historia de Definiciones

Durante décadas, Plutón ocupó un lugar privilegiado en nuestro sistema solar: el noveno planeta. Su lejanía, su misterio y su pequeño tamaño ya generaban debates sobre su naturaleza, pero fue en 2006 cuando la situación dio un giro radical. Plutón dejó de ser considerado un planeta, pasando a la categoría de “planeta enano”, una decisión que generó controversia y que aún hoy despierta interés. Pero, ¿qué ocurrió exactamente? ¿Por qué se tomó esta decisión?

La respuesta se encuentra en la redefinición formal de “planeta” por parte de la Unión Astronómica Internacional (UAI). Hasta ese momento, la definición de planeta era vaga, basada principalmente en el tamaño y la órbita alrededor del Sol. Sin embargo, el descubrimiento de numerosos objetos transneptunianos, cuerpos celestes con órbitas más allá de Neptuno y de tamaño comparable a Plutón, obligó a la UAI a replantear la clasificación.

La nueva definición, adoptada en la Asamblea General de Praga de 2006, estableció tres criterios cruciales para la designación de un planeta:

  1. Debe orbitar alrededor del Sol: Este punto era intuitivamente claro y seguía vigente.

  2. Debe tener suficiente masa para que su propia gravedad le dé una forma aproximadamente esférica (equilibrio hidrostático): Plutón cumple con este requisito.

  3. Debe haber despejado la vecindad de su órbita: Aquí reside la clave de la reclasificación de Plutón. Este criterio implica que un planeta debe ser gravitacionalmente dominante en su órbita, es decir, su gravedad debe haber atraído, absorbido o expulsado a otros cuerpos celestes de su entorno orbital. Plutón, situado en el Cinturón de Kuiper, comparte su órbita con numerosos objetos de tamaño considerable, fallando en este crucial requisito.

Plutón, al no cumplir con el tercer criterio, no encajaba en la nueva definición de planeta. La propuesta de crear una nueva categoría para cuerpos como Plutón, que cumplen los dos primeros criterios pero no el tercero, fue una consecuencia directa de este análisis. De ahí surgió la categoría de “planeta enano”, una clasificación que, aunque menos gloriosa que la de “planeta”, refleja con mayor precisión la naturaleza y el entorno de Plutón dentro de nuestro sistema solar.

La reclasificación de Plutón no fue una degradación arbitraria, sino el resultado de un proceso científico que buscaba establecer una clasificación más precisa y coherente de los cuerpos celestes. La controversia generada, en parte, se debió a la falta de una definición clara de “planeta” durante décadas, y a la nostalgia por una visión del sistema solar que ya no se corresponde con los avances en la astronomía. La historia de Plutón nos recuerda la importancia de la ciencia para redefinir y mejorar nuestro entendimiento del universo, incluso si eso significa cambiar las ideas que hemos mantenido durante mucho tiempo.