¿Qué antibiótico sirve para la ascitis?

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Ante una ascitis con signos de infección (fiebre, malestar, deterioro hepático), el análisis del líquido ascítico es crucial para confirmar la peritonitis bacteriana espontánea (PBE). El tratamiento de elección suele ser cefotaxima u otras cefalosporinas de tercera generación, aunque la elección del antibiótico dependerá de la sensibilidad bacteriana y la gravedad del cuadro.

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Ascitis e Infección: ¿Qué Antibiótico es el Adecuado?

La ascitis, la acumulación anormal de líquido en la cavidad abdominal, es una complicación frecuente de la cirrosis hepática, insuficiencia cardíaca, ciertos tipos de cáncer y otras patologías. Si bien la ascitis en sí misma no es una infección, puede predisponer al paciente a desarrollar una infección grave conocida como peritonitis bacteriana espontánea (PBE). Esta complicación surge cuando bacterias, generalmente provenientes del intestino, se trasladan al líquido ascítico, provocando una inflamación e infección del peritoneo (la membrana que recubre la cavidad abdominal).

Ante una ascitis que cursa con signos sugestivos de infección, como fiebre, malestar general, dolor abdominal, o un empeoramiento súbito de la función hepática, es fundamental realizar un análisis del líquido ascítico. Este análisis, denominado paracentesis, permite determinar la presencia de bacterias y evaluar el recuento de células (especialmente neutrófilos), que indicarán la presencia de una infección activa.

Una vez confirmada la PBE, el tratamiento antibiótico se vuelve prioritario para controlar la infección y prevenir complicaciones graves. Es importante destacar que no existe un único antibiótico “válido” para la ascitis infectada. La elección del antibiótico adecuado dependerá de diversos factores, incluyendo:

  • La probable causa de la infección: Aunque el análisis del líquido ascítico puede identificar el organismo específico causante de la infección, el tratamiento inicial suele ser empírico, es decir, basado en las bacterias que se encuentran más comúnmente en la PBE.
  • Los patrones de sensibilidad bacteriana locales: La resistencia a los antibióticos varía de una región a otra. Es crucial conocer los patrones de sensibilidad bacteriana en la zona donde se está tratando al paciente para elegir un antibiótico que tenga una alta probabilidad de ser efectivo.
  • La gravedad de la infección: En casos de infecciones más graves, puede ser necesario el uso de antibióticos de mayor espectro o la combinación de diferentes antibióticos.
  • La función renal y hepática del paciente: La insuficiencia renal o hepática puede requerir ajustes en la dosis del antibiótico para evitar efectos secundarios.
  • El historial de antibióticos del paciente: El uso previo de antibióticos puede aumentar el riesgo de resistencia bacteriana.

Sin embargo, como se menciona, en la práctica clínica, la cefotaxima, una cefalosporina de tercera generación, suele ser la elección inicial más común en muchos entornos. Otras cefalosporinas de tercera generación, como la ceftriaxona, también pueden ser utilizadas. Estos antibióticos son efectivos contra las bacterias gramnegativas que con frecuencia causan la PBE.

Es crucial recalcar que esta información no sustituye el consejo médico profesional. El tratamiento de la PBE debe ser individualizado y supervisado por un médico especialista en enfermedades infecciosas o un hepatólogo, quienes considerarán todos los factores relevantes para seleccionar el antibiótico más apropiado y ajustar el tratamiento según la respuesta del paciente. La automedicación puede ser peligrosa y favorecer la resistencia a los antibióticos.