¿Qué pruebas recogieron Wegener y sus partidarios para apoyar la hipótesis de la deriva continental?

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Wegener y sus colaboradores fundamentaron la teoría de la deriva continental en sólidas pruebas. Analizaron la distribución de fósiles idénticos en continentes separados por océanos, la notable coincidencia de las formas de las costas, similitudes en formaciones rocosas y registros paleoclimáticos que indicaban climas inusuales en ciertas regiones. Estas evidencias convergentes apuntalaban su propuesta.

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Más allá de las coincidencias: Las sólidas pruebas que sustentaron la deriva continental de Wegener

Alfred Wegener, un meteorólogo alemán, presentó en 1912 una hipótesis revolucionaria que desafiaba la concepción estática de los continentes: la deriva continental. Si bien inicialmente fue recibida con escepticismo, la audacia de su propuesta radicaba en la sólida base de evidencias empíricas que Wegener y sus partidarios recopilaron, evidencias que, aunque no explicaran cómo ocurría la deriva, sí apuntaban de forma convincente a que ocurría.

A diferencia de una simple observación de coincidencias geográficas, la argumentación de Wegener se basó en un análisis convergente de diferentes líneas de evidencia, creando un caso mucho más robusto que la mera superposición de mapas. Veamos con detalle esas pruebas:

1. La evidencia paleontológica: un rompecabezas de fósiles: Wegener identificó la presencia de fósiles idénticos de plantas y animales, como el Mesosaurus (un reptil acuático) y el Glossopteris (una planta terrestre), en continentes actualmente separados por vastos océanos. La distribución de estos fósiles, imposible de explicar mediante mecanismos de dispersión conocidos en la época, sugería que estos continentes estuvieron unidos en el pasado, formando un único supercontinente, Pangea. No se trataba de una o dos especies similares, sino de una compleja red de similitudes biogeográficas que apuntaban hacia una conexión histórica.

2. La congruencia de las líneas costeras: más que una simple coincidencia: La asombrosa similitud entre las líneas costeras de continentes como Sudamérica y África, particularmente notable en la plataforma continental, era una evidencia visualmente impactante. Aunque las líneas costeras actuales están modificadas por la erosión y los cambios en el nivel del mar, la correspondencia en la plataforma continental, que representa el borde real de los continentes, era demasiado precisa para ser una simple coincidencia. Wegener demostró que, al ajustar las líneas costeras, se obtenía una excelente congruencia, sugiriendo un ajuste previo.

3. La correlación de las estructuras geológicas: rocas que cuentan una historia compartida: Wegener observó la continuidad de cadenas montañosas y formaciones rocosas a través de diferentes continentes. Por ejemplo, las estructuras geológicas de las montañas Apalaches en Norteamérica y sus continuaciones en Europa occidental mostraban una evidente conexión, sugiriendo que estas estructuras se formaron como una unidad antes de la separación continental. El tipo de rocas, su edad y su orientación corroboraban esta correlación, proporcionando una evidencia geológica sólida.

4. Los registros paleoclimáticos: un testimonio del pasado climático: La presencia de evidencia de glaciaciones en regiones actualmente tropicales, como Sudamérica, África, India y Australia, fue una pieza crucial del rompecabezas. Estas evidencias, como estrías glaciares y depósitos morrénicos, sólo podían explicarse si estos continentes estaban ubicados en latitudes mucho más altas en el pasado, en una configuración que permitiera la expansión de una capa de hielo mucho mayor. La distribución de desiertos y otros climas también presentaba patrones incompatibles con la configuración continental actual, pero coherentes con la hipótesis de Pangea.

En resumen, la teoría de la deriva continental de Wegener no se basó en especulaciones, sino en una acumulación de evidencias sólidas y convergentes de diferentes disciplinas científicas. Aunque la falta de un mecanismo convincente para mover los continentes frenó la aceptación inicial de su teoría, estas pruebas fueron el fundamento sobre el cual se construiría posteriormente la teoría de la tectónica de placas, una teoría que explica, finalmente, el “cómo” de la deriva continental.