¿Qué otros nombres tiene el ají?

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El Capsicum annuum, especie ampliamente conocida como ají, recibe diversos nombres según la región. Se le llama comúnmente pimiento morrón, chile morrón, ají dulce, pimentón o locote. Esta variada nomenclatura refleja su popularidad y adaptabilidad en diferentes culturas culinarias alrededor del mundo.

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El ají, ese fruto picante y versátil que da sabor a innumerables platos, es un verdadero viajero global. Su nombre científico, Capsicum annuum, engloba una amplia variedad de formas, colores y niveles de picante, y su presencia en la gastronomía mundial ha dado lugar a una rica y diversa nomenclatura. Más allá del simple “ají”, este ingrediente responde a un sinfín de nombres que reflejan las particularidades culturales y lingüísticas de cada región.

Si bien “pimiento morrón”, “chile morrón”, “ají dulce”, “pimentón” y “locote” son algunos de los nombres más extendidos, la lista es mucho más extensa y fascinante. En México, por ejemplo, se le conoce como “chile” a secas, aunque con una infinidad de adjetivos que especifican su tipo: chile poblano, chile jalapeño, chile serrano, entre muchos otros. Esta riqueza léxica demuestra la profunda integración del ají en la cultura mexicana.

En el Cono Sur, la diversidad de nombres es igualmente notable. En Argentina, además de “ají” y “morrón”, se usa “pimiento” y en algunas regiones, “ají colorado” o “ají verde” según su maduración. En Chile, predomina el nombre “ají” para las variedades picantes y “pimentón” para las dulces. En Paraguay, el “locote” es el rey, un término de origen guaraní que se ha popularizado en la región. Incluso dentro de un mismo país, las variaciones léxicas son frecuentes, demostrando la riqueza del lenguaje popular.

Viajando por el Caribe, nos encontramos con nombres como “ají gustoso” o “ají caballero” en República Dominicana, que evocan las cualidades organolépticas del fruto. En Puerto Rico, se utiliza indistintamente “ají” y “pimiento”.

La influencia del ají se extiende incluso a Europa, donde, además de los nombres derivados del castellano, se utiliza “pepper” en inglés, “poivron” en francés y “peperone” en italiano, demostrando la adaptación del nombre a las diferentes lenguas.

Esta diversidad de nombres no solo enriquece el vocabulario culinario, sino que también refleja la importancia del ají en la historia y la cultura de diferentes pueblos. Cada nombre cuenta una historia, una conexión entre el fruto y la comunidad que lo consume, testimoniando la universalidad de este ingrediente y su capacidad para adaptarse y trascender fronteras geográficas y lingüísticas. Así, la próxima vez que te encuentres con este versátil ingrediente, recuerda que detrás de cada nombre se esconde una historia fascinante que vale la pena explorar.