¿Por qué se llaman así el mar Rojo y el mar Negro?
La tonalidad rojiza del Mar Rojo se debe a la proliferación de cianobacterias. En contraste, el Mar Negro debe su nombre a la oscuridad de sus aguas, que, junto con sus fuertes tormentas, lo hacen peligroso para la navegación. El amarillo del Mar Amarillo proviene de los sedimentos del río homónimo.
El Rojo, el Negro y el Amarillo: Un Viaje Cromático por los Mares
Los mares, vastas extensiones de agua que cubren gran parte de nuestro planeta, no solo nos regalan belleza escénica, sino que también albergan historias fascinantes en sus nombres. Tomemos, por ejemplo, el Mar Rojo, el Mar Negro y, para completar el tríptico cromático, el Mar Amarillo. Sus nombres, evocadores y misteriosos, esconden explicaciones científicas y, en ocasiones, leyendas milenarias. Analicemos por qué se les conoce con estos apelativos tan distintivos.
El Mar Rojo, una franja de agua que separa África de la Península Arábiga, recibe su nombre, aparentemente paradójico, de la proliferación de una específica alga microscópica: las cianobacterias del género Trichodesmium. Estas bacterias, también conocidas como “alga de floración roja”, presentan un pigmento rojizo que, en determinadas condiciones ambientales –como la alta salinidad y la luz solar intensa características del Mar Rojo–, tiñen el agua de un tono cobrizo, especialmente en sus capas superficiales. Es importante aclarar que no siempre luce rojo; su color varía en función de la cantidad de cianobacterias presentes y la transparencia del agua. No obstante, este fenómeno es lo suficientemente recurrente como para que el nombre se haya mantenido a través de siglos, incluso milenios, alimentando también leyendas y relatos fantásticos.
Muy diferente es el caso del Mar Negro. Aquí no se trata de una coloración superficial, sino de un fenómeno más profundo, ligado a su propia hidrología. A diferencia del Mar Rojo, el color oscuro de sus aguas no se debe a algas, sino a una combinación de factores. La falta de luz solar en las profundidades, debido a la gran cantidad de sedimentos y materia orgánica en suspensión, y la presencia de sulfuro de hidrógeno (H₂S) en sus capas inferiores, son los principales responsables de su tonalidad oscura, casi negra, que se aprecia especialmente en los días nublados o cuando se observan grandes extensiones desde la costa. Este ambiente anóxico, o pobre en oxígeno, en las profundidades, además de oscurecer el agua, lo hace inhóspito para la mayoría de la vida marina y crea condiciones que históricamente han dificultado la navegación, contribuyendo a su reputación sombría y peligrosa. Las fuertes tormentas que azotan la región refuerzan esta imagen de mar inclemente.
Finalmente, para completar el espectro cromático, recordemos al Mar Amarillo. A diferencia de sus hermanos, la explicación a su nombre es más sencilla y directa. Su tonalidad amarillenta proviene de los abundantes sedimentos que transporta el río Amarillo (Huang He) al depositarlos en sus aguas costeras. Estos sedimentos, ricos en limo y arcilla, dan a las aguas del mar un característico color amarillento, especialmente en las zonas próximas a la desembocadura del río.
En resumen, los nombres de los mares Rojo, Negro y Amarillo no son caprichos arbitrarios, sino el reflejo de fenómenos naturales complejos que dan cuenta de la rica diversidad y la intrincada belleza de nuestro planeta. Cada uno, con su propia historia y características únicas, nos invita a explorar la fascinante interacción entre la geografía, la biología y la cultura humana.
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