¿Qué pasa con el aval cuando el deudor no paga?

1 ver

Si el deudor incumple, el avalista asume la deuda. Su responsabilidad es solidaria con la del deudor principal, debiendo afrontar el pago completo de la obligación pendiente, sin posibilidad de exigir previamente el pago al deudor. El avalista se convierte en responsable directo ante el acreedor.

Comentarios 0 gustos

El Aval: Una Red de Seguridad con Consecuencias

El aval, una figura jurídica aparentemente simple, esconde una compleja red de responsabilidades que a menudo se desconocen hasta que se produce la situación que justifica su existencia: el impago del deudor principal. Entender las implicaciones del aval antes de firmar es crucial, ya que implica asumir un riesgo financiero considerable. En este artículo, analizaremos qué ocurre con el aval cuando el deudor no paga, desmitificando algunas ideas preconcebidas.

La idea central, y la que más preocupa a los avalistas, es la responsabilidad solidaria. A diferencia de otros tipos de garantías, el avalista no es un mero garante subsidiario. Esto significa que si el deudor incumple con sus obligaciones de pago, el acreedor puede dirigirse directamente al avalista sin necesidad de iniciar previamente acciones legales contra el deudor principal. El acreedor no está obligado a agotar todas las vías de cobro contra el deudor antes de reclamar al avalista. Este último asume la deuda en su totalidad, con independencia del estado financiero o de la solvencia del deudor.

Imaginemos la siguiente situación: Juan solicita un préstamo a un banco, y María firma como avalista. Si Juan deja de pagar las cuotas, el banco puede exigirle a María el pago completo de la deuda pendiente. María no puede argumentar que primero debe reclamarle a Juan; su responsabilidad es inmediata y directa frente al banco.

¿Qué derechos le quedan al avalista tras asumir el pago?

Aunque la responsabilidad es solidaria e inmediata, el avalista no está desprotegido. Tras abonar la deuda, adquiere los derechos de crédito que el acreedor tenía contra el deudor principal. Esto significa que María, en el ejemplo anterior, podría reclamar a Juan la totalidad de la cantidad que pagó al banco. Sin embargo, esta recuperación no está garantizada, ya que depende de la solvencia de Juan. Este proceso de reclamación requiere acciones legales, generando costes adicionales para el avalista.

Claves a considerar antes de avalar una deuda:

  • Conozca al deudor: Evalúe la capacidad financiera y la solvencia del deudor principal antes de firmar el aval.
  • Analice el contrato: Lea detenidamente las cláusulas del contrato de aval, asegurándose de comprender plenamente sus implicaciones y responsabilidades.
  • Limite el importe del aval: Si es posible, limite el importe del aval a una cantidad que pueda asumir sin comprometer su propia situación financiera.
  • Asesoramiento legal: Antes de firmar cualquier documento de aval, es fundamental contar con el asesoramiento de un profesional legal. Un abogado puede explicar las implicaciones del contrato y proteger sus intereses.

En resumen, el aval representa un compromiso financiero significativo. Antes de firmar, es crucial comprender que la responsabilidad del avalista es solidaria y directa, convirtiéndolo en responsable del pago de la deuda en caso de impago del deudor, aunque posteriormente pueda reclamarle al deudor la cantidad abonada. La prudencia y el asesoramiento legal son fundamentales para evitar consecuencias negativas.