¿Por qué no es bueno tomar agua destilada?

El mito del agua destilada: ¿Amigo o enemigo de la salud?

El agua destilada, purificada mediante ebullición y condensación, a menudo se presenta como una opción saludable, incluso superior, para la hidratación. Sin embargo, la realidad es más matizada. Si bien beber agua destilada en cantidades moderadas no representa un peligro inminente para la salud, la idea de que sea “mejor” que otras aguas es un mito que merece ser desmitificado.

La principal preocupación en torno al consumo de agua destilada no reside en el agua en sí, sino en la potomanía, un trastorno caracterizado por un consumo excesivo de agua. Es este consumo excesivo, y no el agua destilada en sí misma, lo que puede resultar perjudicial. La ingesta masiva de agua destilada diluye los electrolitos esenciales en la sangre – como el sodio, el potasio y el magnesio – provocando una condición llamada hiponatremia. Esta condición puede tener consecuencias graves, incluyendo náuseas, vómitos, dolores de cabeza, confusión e incluso convulsiones o coma en casos extremos.

Es importante destacar que el riesgo de hiponatremia por consumo de agua destilada solo se manifiesta en situaciones de consumo excesivo y prolongado. Beber un vaso o incluso varios vasos de agua destilada al día no representará un peligro para una persona sana.

Entonces, ¿por qué no es la mejor opción el agua destilada? Simplemente, porque no ofrece beneficios adicionales comparado con otras aguas potables. El agua del grifo, adecuadamente tratada, o el agua mineral natural, aportan minerales esenciales que contribuyen a una dieta equilibrada. Si bien estas cantidades son pequeñas, la contribución regular de estos minerales a través del agua de consumo puede ser significativa a largo plazo. El agua destilada, al carecer de estos minerales, no proporciona esta ventaja.

En resumen, beber agua destilada no es perjudicial en cantidades normales. Sin embargo, su consumo excesivo puede acarrear riesgos importantes debido a la hiponatremia. Además, no proporciona ningún beneficio superior a otras fuentes de hidratación que sí aportan minerales esenciales. Por lo tanto, no hay razón para preferir el agua destilada a menos que existan razones específicas relacionadas con la purificación del agua en zonas con problemas de contaminación grave. En la mayoría de los casos, otras opciones hidratantes resultan igual de buenas, e incluso más beneficiosas, para la salud.