¿Qué se debe hacer si una persona no respira?

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Si alguien no respira, actúe rápidamente: selle su boca con la suya, cierre su nariz con los dedos, incline la cabeza hacia atrás levantando la barbilla y administre dos insuflaciones de un segundo cada una, observando que el pecho se eleve con cada una.

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Ante una persona que no respira, la rapidez y la eficacia de nuestra respuesta pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Un paro respiratorio requiere una actuación inmediata y precisa, y aunque la respiración boca a boca es una técnica conocida, es crucial entender los matices que maximizan su efectividad y la integran dentro de la cadena de supervivencia.

Si te encuentras con alguien que no respira, lo primero es asegurarte de la escena: verifica que el entorno sea seguro tanto para ti como para la persona afectada. Luego, comprueba si responde a estímulos verbales o táctiles. Si no hay respuesta y no respira o solo presenta jadeos agonales (boqueos), activa inmediatamente el sistema de emergencias (llama al número de emergencias de tu país). Este paso es crucial y no debe retrasarse.

Una vez activada la emergencia, inicia las compresiones torácicas. La evidencia científica actual prioriza las compresiones sobre las insuflaciones iniciales, ya que el flujo sanguíneo, y por ende el aporte de oxígeno al cerebro, es primordial en estos casos. Coloca tus manos en el centro del pecho, entre los pezones, y realiza compresiones fuertes y rápidas, a una frecuencia de 100-120 por minuto, comprimiendo el tórax al menos 5 centímetros en adultos.

Tras iniciar las compresiones, si estás capacitado y te sientes cómodo haciéndolo, puedes integrar las ventilaciones. Para realizar la respiración boca a boca correctamente:

  1. Abre la vía aérea: Inclina la cabeza de la persona hacia atrás suavemente y levanta su barbilla. Esta maniobra, conocida como la maniobra frente-mentón, ayuda a despejar las vías respiratorias.

  2. Sella la boca: Cubre completamente la boca de la persona con la tuya, creando un sello hermético.

  3. Cierra la nariz: Pellizca la nariz de la persona con tus dedos índice y pulgar para evitar la fuga de aire.

  4. Insufla aire: Sopla suavemente durante un segundo, observando si el pecho se eleva. Recuerda que la cantidad de aire necesaria es menor de lo que se suele pensar. Imagina que estás inflando un globo pequeño.

  5. Segunda insuflación: Realiza una segunda insuflación de un segundo, nuevamente comprobando la elevación del pecho.

  6. Continúa con las compresiones torácicas: Después de las dos insuflaciones, retoma las compresiones torácicas inmediatamente, manteniendo la secuencia de 30 compresiones por cada 2 insuflaciones.

Es vital continuar con las compresiones torácicas y las ventilaciones, si te sientes capacitado para realizarlas, hasta que llegue la ayuda profesional o la persona recupere la respiración espontánea.

Recuerda que este artículo proporciona información general y no sustituye la formación adecuada en RCP. Realizar un curso de primeros auxilios te brindará las habilidades y la confianza necesarias para actuar con eficacia en una situación de emergencia. La práctica regular de estas técnicas es fundamental para mantener las habilidades actualizadas y poder responder de forma eficiente cuando sea necesario. Tu actuación puede salvar una vida.