¿Qué fue después de la Pangea?

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Tras la supercontinente Pangea, hace unos 300 millones de años, se formaron Gondwana y Laurasia, aproximadamente hace 200 millones de años, evolucionando finalmente a la configuración continental actual, Eurafrasia.
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El Cámbrico y la Fragmentación de Pangea

Hace unos 541 millones de años, comenzó el período Cámbrico, una época de cambios geológicos y biológicos sin precedentes. Uno de los eventos más significativos de este período fue la fragmentación del supercontinente Pangea.

Pangea, que significa “toda la Tierra”, era una masa terrestre masiva que albergaba todos los continentes actuales. Se había formado durante el período Pérmico (hace unos 335 millones de años) a través de la colisión de varios continentes.

La Formación de Gondwana y Laurasia

Alrededor de 300 millones de años después de la formación de Pangea, comenzó a fragmentarse. La fisura inicial dividió al supercontinente en dos continentes más pequeños: Gondwana y Laurasia. Gondwana incluía las masas terrestres que hoy forman América del Sur, África, Antártida, Australia y la India. Laurasia incluía América del Norte y Eurasia.

La Evolución de Eurafrasia

La separación de Gondwana y Laurasia marcó el comienzo de un período de actividad tectónica significativa. Las fuerzas geológicas continuaron fragmentando y desplazando los continentes. Hace aproximadamente 200 millones de años, Laurasia se dividió en América del Norte y Eurasia.

África y Eurasia se unieron hace unos 150 millones de años, formando un nuevo continente conocido como Eurafrasia. Eurafrasia es el continente más grande de la actualidad y está formado por Europa, Asia y África.

Los Continentes Actuales

Los continentes continuaron moviéndose y separándose hasta que alcanzaron sus configuraciones actuales. Las posiciones de los continentes han seguido cambiando a lo largo del tiempo, y los científicos creen que seguirán haciéndolo en el futuro.

Los Impactos de la Fragmentación de Pangea

La fragmentación de Pangea tuvo un profundo impacto en la vida de la Tierra. Facilitó el aislamiento de diferentes especies, lo que llevó a la evolución de nuevas formas de vida. También cambió los patrones de circulación oceánica y atmosférica, influyendo en los climas globales.

Además, la fragmentación de Pangea creó una serie de cuencas oceánicas y cadenas montañosas. Estas formaciones geológicas han influido en la distribución de los recursos naturales, los patrones migratorios y la actividad tectónica posterior.